Quería forzonamente algo más barato que DigitalOcean y por esa obsesión abandoné un servidor configurado de forma perfecta y empecé un tortuoso periplo que todavía no termina pero que sin duda me llevará de regreso a DigitalOcean.

Primero llegué a Burst.Net por culpa de una atractiva oferta del 50% de descuento. Como si se tratara del canto de sirenas, llegué directo a contratar un servidor con 2 Gb de RAM y cantidades industriales de espacio en disco y transferencia. Pero el desempeño no era el esperado. Los recursos son compartidos, algo que repercute en los servicios ofrecidos. Los servidores de Burst.Net son buenos para servicios secundarios, es decir, aquellos cuando fallen no pongan en riesgo el servicio intencionado.

Recuerdo otro servidor, KVMShell. Prometía tantas cosas que yo buscaba que tuve que creerle. Era un servidor de 2 Gb de RAM, pero con un sistema de virtualización que asegura recursos exclusivos, por lo que el desempeño de mi servicio intencionado estaba garantizado. Pero la relación no empezó bien. No activaron mi cuenta con la celeridad que prometían. Pasaron más de 48 horas y no se activaba, así que reclamé mi dinero iniciando una disputa en PayPal. Este procedimiento bloquea los recursos del demandado hasta que se resuelve la disputa. Evidentemente los fulanos de KVMShell reaccionaron y activaron mi cuenta. Todo parecía ir bien, pero unas cuatro semanas después empezaron los cortes que duraban primero horas y luego días. No aguanté más y me salí echando pestes en contra del pésimo servicio.

Recuerdo también haber comprado un servidor por todo un año, al increíble bajo precio de 30 USD. Era demasiado bueno para ser verdad, pero ya ven que nunca escucho los avisos de mi corazón clarividente. Después de unos tres meses la empresa desapareció sin previo aviso y perdí todo. Dinero, datos, archivos y sobre todo mi honor.

Aprendí varias lecciones importantes. Primero, que debía recuperar este blog personal. Que era importante mantener este diálogo conmigo mismo, esta descarga, con un poco de ego y un poco más de onanismo. También aprendí y muy bien a configurar servidores VPS con Django con un desempeo excelente. Tantas variedades de VPS he probado que me volví experto. Aprendí a esperar. A esperar más de mi mismo y menos de los demás.

Pero esperen, esto no ha acabdo.

En algún momento de la larga marcha cometí un error fatal. Tratando de deshacerme de un dominio que cuesta muy caro mantener, borré de Google mi dominio namespace.mx del índice del buscador. Una equivocación que me costará 60 días en la congeladora.

Ahora mismo, mis blog son estáticos. Es decir genero el contenido en mi computadora y luego subo todo a servidores muy rápidos de Amazon y de Rackspace. Hay una tendencia muy interesante que poco a poco va aumentado y se trata precisamente de abandonar los gestores de contenido dinámico que se han vuelto enormes, lentos, pesados y en su lugar regresar al origen, es decir, al contenido estático.

Este viaje, que es más bien un viaje a los motivos que tengo para crear y mantener sitios que nadie visita porque no aparecen en los buscadores, me lleva de regreso a DigitalOcean, como base de un proyecto que hace automática la publicación de mis sitios estáticos, algo de lo que hablaré más tarde en namespace.mx.

Me despido por hoy con una cita de Jorge Luis Borges.

Que la luz de una lámpara se encienda. Aunque ningún hombre la vea, Dios la verá.